La fertilidad física del medio puede ser considerada como la aptitud del medio a servir el agua y el aire a las raíces.
Para saber abonar, es entones necesario controlar en el siguiente orden:
Este orden de razonamiento debe ser el orden a utilizar durante la selección del suporte de cultivo.
Cuando las raíces cogen “forma de espiral” o “enloquecen”, desciende su potencialidad:
Ejemplo:
Caso de un substrato constituido al 70% de corteza (15-25mm)+ 30% turba; la turba es fina. Si la mezcla es irregular, la proporción de turba puede llegar a ser insuficiente. Las raíces van entonces a “buscar” el agua, intentando crear un contacto permanente con el film de agua presente entre las fibras.
Puede entonces llegar el accidente.
En efecto, el medio siendo secante, los riegos son más frecuentes.
Estas raíces “enloquecidas” tienen un débil poder de absorción del agua. Ellas pueden desaparecer por estrés hídrico o por asfixia.
El medio no es por lo tanto bastante constante ni protector.
Ejemplo típico de la deficiencia en manganeso:
La deficiencia en manganeso es siempre exteriorizada rápidamente después del enmacetado. ¿Por que? Porque en los estadios más jóvenes del cultivo, el sistema radicular esta todavía poco desarrollado y tiene a su alrededor poco volumen de substrato y poca capacidad de prospección.
Si el medio esta poco previsto en manganeso asimilable, las cantidades son entonces insuficientes y la carencia es exteriorizada.
A un nivel de manganeso asimilable idéntico en el substrato, la deficiencia no se manifestara en los estadios adultos gracias a la mejor prospección radicular del medio.
Es decir que cuando más el sustrato se recalienta rápidamente y más los gases circulan rápidamente en el substrato más estos se “disipan”. El gas carbónico es expulsado por la presión en oxigeno de la atmósfera ambiente de la maceta.
Los gases, oxigeno y gas carbónico, son en parte « disueltos » en el agua. En consecuencia el agua puede por su propia renovación eliminar la carga de CO2.
Cuanto más los riegos puedan ser frecuentes y regulares (cuestión de substrato) más eficaz será el efecto expulsión de los gases.
La elección del substrato será es en función de la movilidad del agua deseada.
Más agua circula mejores pueden ser los resultados a nivel radicular.
El substrato debe a la vez tener dos compromisos:
El contacto “raíces/ substrato” es un elemento esencial para el control del vigor por estrés hídrico.
De hecho, cuanto más satisfactorio es el contacto entre la raíz y la fase sólida, mejor es la “protección” mecánica de la raíz.
Esta protección a menudo asegurada por los finos materiales coloidales (arcilla o turba negra, por ejemplo) desplaza el umbral de resistencia al estrés hídrico de las raíces.
El control del vigor es entonces más cómodo, por protección “coloidal” de las raíces.
La ausencia de protección « coloidal » del bulbo induce a anomalías importantes de crecimiento: hojas rizadas por carencia inducida de boro, mala iniciación floral, bloque de la vegetación.
Pero, no por la búsqueda de una cierta flexibilidad en relación al “estrés hídrico” debe descuidarse una calidad con respecto a su aireación.
De hecho, toda utilización de un substrato de material pesado (tierra…) se traduce siempre por una perdida de porosidad, y la perdida de porosidad se hace siempre en detrimento del aire (y no del agua).
Cuando un ciclamen debe producir, más debe respirar y, en conclusión son las raíces las que deben respirar.
Un substrato ocupa en un recipiente dado un cierto volumen. Este volumen es ocupado por la fase sólida y por los fluidos: fase liquida i gaseosa.
Estos fluidos están situados en el volumen de los espacios “vacíos” o porosidad.
En una maceta de litro, una turba rubia ocupa un volumen de un litro. Este volumen es ocupado únicamente por el 8% de fase sólida. En una maceta de litro encontramos por lo tanto 920 ml de parte “vacía”!
De ahí el interés de los materiales de baja porosidad, pues es en la parte vacía por donde circula el agua y el aire, los dos elementos indispensables para el crecimiento.
Porque toda perdida de porosidad (espacios vacíos) se hace en detrimento del aire. Las raíces deben respirar para poder “producir” y ellas no producen en cuanto sus necesidades no son satisfechas.
Un estancamiento durante el enmaletado, puede ser irreversible.
Este fenómeno será tanto o más acentuado si el sustrato esta mojado.
Atención por lo tanto en apretar un substrato cuando es más húmedo de lo habitual.
El fenómeno de perdida de porosidad y de fibrosidad es a menudo un estado compensado por el desarrollo radicular, lo que entonces es menos grave.
Lo que interesa al ciclamen, es el volumen de agua retenida en el contenido.
Queda por definir la disponibilidad de esta agua por el ciclamen.
El agua es disponible para el ciclamen solamente cuando la raíz puede ejercer una succión de esta agua.
La succión es un fenómeno de transferencia de agua a través de la membrana radicular que solo se efectúa cuando existe una diferencia de potencial hídrico entre la raíz y el agua.
Para que la succión funcione, es necesario que el potencial del agua en el substrato sea siempre más elevado que el potencial del agua en la raíz.
Ejemplo que ilustra la fuerza matricial:
Las turbas rubias presentan una fibrosidad más elevada que las turbas negras, y un reparto más regular del diámetro de los poros, con una mayoría de poros de diámetro superior a los 30 micrones.
La turba negra helada, retiene una cantidad de agua a menudo equivalente, después del escurrimiento gravitatorio (capacidad de retención en agua a pF 1.0).
Nada menos su estructura capilar es mucho más fina, y sus poros presentan un diámetro entre 3 y 30 micrones, pues los poros son mucho más pequeños que la turba rubia.
Las fuerzas “matriciales” sobre la turba negra son más débiles que sobre la turba rubia.
Una fracción del agua queda pues no disponible sobre la turba negra, pues esta agua es retenida con fuerza en los poros pequeños.
Esta debe considerarse sobretodo como un medio de comparar los substratos entre ellos.
El objetivo del riego será más bien de mantener la humedad del substrato entre dos límites:
Estos valores son utilizados en ponderación por los sistemas de pesadas y en valores logarítmicos por los tensiometros (pF).
El sistema radicular del ciclamen siendo exigente en aire es preciso seleccionar un tipo de substrato de las siguientes características:
Cuando el agua evacua una parte de la porosidad, esta es reemplazada progresivamente por el aire.
Esta capacidad de « retención de aire » esta caracterizada por la curva de pF.
Se calcula a partir de la formula siguiente:
A cada pF corresponde entonces un nuevo valor de capacidad de retención aire.
Los factores que conducen la circulación del aire al seno del volumen del substrato son:
1 - La superficie desarrollada de contacto entre aire y el volumen de substrato;
2 - El volumen y la materia del continente a “cruzar”.
Ejemplo:
En el caso de un taco de plantel para cultivo de plantel de ciclamen, la superficie de contacto entre el aire y el taco es elevado.
Las raíces tienen muy poca distancia a recorrer y encontrar una presión de oxigeno satisfactoria.
El substrato puede presentar:
Este es el caso de un substrato tradicional con turba negra helada.
Por el contrario, en macetas del 14, la superficie de contacto con el aire es inferior. La presión en aire debe ser más importante en el seno de la misma maceta.
La misma turba negra utilizada en la maceta se convierte en asfixiante, pues la disponibilidad de aire sobre la maceta es insuficiente.
Entonces es el momento de hacer una llamada a los elementos más aireados:
Más el contenido presente un volumen importante, más el substrato debe presentar una fuerte capacidad de airearse después del riego.
Para producir las raíces deben respirar.
Pero a su vez estas deben recibir un calor suficiente
Si el calor recibido a las raíces es insuficiente, entonces el ciclamen baja su “coeficiente respiratorio” y en consecuencia produce menos.
Cuanto más rápido circula el aire “ambiente” del invernadero en el substrato, el substrato se recalienta gracias a este “calor” recibido por el aire.
Inversamente, cuando el calor recibido por la circulación del aire es excesivo, el substrato será entonces seleccionado por su capacidad de enfriamiento, intentando mantener una cantidad de “agua no disponible” suficiente.
Desde la pF 2.0 , se considera generalmente que el agua es « no disponible » para el ciclamen, en cultivo de maceta sobre medio orgánico.
Esta agua “no disponible” posee un interés muy importante: permite “diluir” la salinidad.
En efecto se considera a menudo la salinidad medida sobre el substrato en situación de capacidad de retención de agua.
También cuando se quiere “controlar” el estrés hídrico, se tiene tendencia a conducir los riegos al nivel del punto de marchitez.
La salinidad real a pF 2.0 es dos a cuatro veces superior a la habitualmente medida.
El ciclamen siendo particularmente sensible a la atención del exceso de salinidad, velar por la selección de un substrato donde la cantidad de agua NO disponible sea suficiente para evitar la acumulación de sales.
Para controlar el estrés hídrico es necesario “proteger” las raíces.
La gestión del estrés hídrico es importante para el control del vigor, pero también cuando los riegos son irregulares.
Los « coloides » son materias cargadas « negativamente », que son capaces de tener una afinidad con las raíces. La raíz es entonces protegida por las arcillas o los coloides orgánicos.
Así, el punto de marchitez se desplaza hacia pF 2.2 en pF 2.4.
Sin esta protección, la gestión del estrés hídrico es peligrosa y la dinámica de los oligoelementos (aluminio, hierro…) puede reducirse.
Ciertos substratos contienen materias primeras fermentables: cortezas frescas, fibras no estables, compost orgánicos…
Fermentación:
Ahora bien, estos materiales fermentan en presencia de oxigeno y producen CO2 (gas carbónico) en el medio.
Este gas carbónico, si no es expulsado regularmente, asfixia las raíces que no respiran más fácilmente.
La raíces se asfixian, no por exceso de agua, pero si por saturación de gas carbónico.
Y contrariamente a lo que se piensa, las plantas desarrolladas sobre substrato fermentable, sufren de buen principio de falta de oxigeno antes que de nitrógeno mismo.
De ahí el interés de seleccionar diversos materiales lo más estables posibles.
Regla n° 1: Siempre agotar laRFU (Reserva Fácilmente Utilizable) antes de conectar el riego.
(Cuantidad de agua medida entre pF 1,0 y pF 1.7).
Las raíces aseguran también sus necesidades en oxigeno y se convierten en capaces de suportar un ahogo temporal.
Regla n° 2: Evitar un desecado excesivo de capas superficiales, en detrimento de las cualidades físicas del substrato: efectuar riegos a dosis reducidas, de tal manera que la rehumectación este limitada en profundidad, bajo la maceta. Practicar un estilo de riego para provocar la formación de raíces pivotantes.
Regla n° 3: Asegurar periódicamente un riego de lavado, de manera que renueve la atmósfera del substrato, efecto de “renovación ”.
Regla n° 4: Evitar de bajar la humedad más allá de la RFU (Reserva Fácilmente Utilizable) si se busca el máximo vigor, es decir hojas grandes y porte voluminoso, en detrimento de las flores.
Regla n° 5: Noregar cuando la reserva útil este mermada ampliamente para poder controlar el estrés hídrico y mantener el equilibrio hojas/flores. No mantener demasiado seco para evitar la inducción de flor precoz y el mal funcionamiento del bulbo.
Regla n° 6: Controlar la salinidad en función de la cantidad de agua no disponible (Porosidad – Disponibilidad de agua), especialmente en verano. Mantener los niveles de conductividad bastante bajos, bajo pena de favorecer los ataques cryptogamicos.
Regla n° 7: Pensar en hacer riegos « acíclicos » mejor que en riegos y dosis constantes en periodos desfavorables, con la finalidad de recuperar la asimilación de elementos como el calcio y el magnesio.
Regla n° 8: El “baño” no es aconsejable para el ciclamen. Este conlleva a un desequilibrio vegetativo, una planta blanda con riesgo de enfermedades.
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